En la década de 1980, la Asociación Médica Estadounidense distribuyó un anuncio de seguridad pública ampliamente visto alentando a los padres a enseñar a sus hijos sobre el “peligro de los extraños”.
En primera vídeo de 30 segundos, un hombre conduce hasta una niña de camino a la escuela. Él comienza una conversación con ella y ella responde, porque sus padres han “enseñado a [sus] hijos a ser educados y amigables”.
Y entonces la voz del narrador se vuelve más siniestra. “¿Pero habéis enseñado a vuestros hijos cuando no ¿ser - estar?"
Durante los últimos 40 años, los niños han aprendido a no acercarse a autos desconocidos, tomar dulces o regalos de fuentes desconocidas y especialmente a no hablar con extraños. Pero he aquí el problema: según Darkness to Light, solo alrededor del 10% de las víctimas de abuso sexual infantil son abusadas por extraños. Aproximadamente el 90% de las víctimas de abuso sexual infantil conocen y confían en su abusador.
Estadísticamente hablando, si un niño va a ser abusado sexualmente, es más probable que el abusador se congracie con la familia de alguna manera. Al hacer esto, pueden obtener acceso sin supervisión al niño. Los expertos se refieren a este proceso as aseo. La preparación proporciona una red de seguridad para el abusador; como miembro de confianza de la comunidad del niño, es difícil imaginar (o quizás admitir) que serían capaces de hacer daño. El abusador suele ser alguien con fácil acceso a los niños, tal vez a través de deportes juveniles, escuelas, otros programas extracurriculares o incluso la familia.
Entonces, ¿cómo mantiene a sus hijos a salvo cuando la amenaza podría ser una cara familiar?
Enséñeles a confiar en sus instintos cuando algo sobre una situación no parezca correcto, incluso cuando esa situación pueda incluir a alguien que conocen. En lugar de simplemente instruir, "no hable con extraños", enséñeles a reconocer el comportamiento inapropiado y cuando alguien está cruzando un límite. Esto puede ser contacto incómodo o no deseado, interacciones demasiado personales o pedir guardar secretos. Anímelos a compartir con usted cuando alguien haya mostrado estos comportamientos o los haya hecho sentir incómodos. Cuando usted y sus hijos puedan reconocer estos comportamientos, podrán tomar decisiones inteligentes e informadas que mantendrán a sus hijos seguros.
Sobre todo, fortalezca el vínculo protector entre usted y sus hijos reconociendo los sentimientos y necesidades de su hijo, conectándose a través del juego y animándolos a hablar y escuchar cuando lo hagan. Cuando sus hijos saben que usted está ahí para ellos, ayuda a crear un entorno protector contra el abuso.
Los comentarios están cerrados.